Está claro que algo se debe hacer en el Ministerio Público para limpiarlo de la evidente politización en la que se encuentra inmerso y de la presencia de fiscales que han pasado a convertirse cómplices de los delincuentes que deberían investigar de forma prolija a fin de aplicar la máxima drasticidad que permita la ley para sacar de circulación a indeseables que son un peligro para la vida, el bienestar y el patrimonio de los ciudadanos que vivimos bajo el acecho de delincuentes capaces de matar por un teléfono celular.

En esta semana que va llegando a su fin todos hemos sido testigos de la indignación y la impotencia de un general de la Policía Nacional que se quejaba que 13 extranjeros que fueron detenidos en Cañete tras un arduo trabajo policial, salieron a la calle gracias a un fiscal de por allí que usó todos sus “conocimientos” de derecho y los recursos abogadiles más retorcidos para no pedir prisión preventiva contra estos sujetos acusados de estar metidos en los préstamos “gota a gota”, que se han convertido en la pesadilla de muchos peruanos.

También hemos tenido el caso de un fiscal de Villa El Salvador que fue detenido mientras cobraba una coima de dos mil soles a una mujer a cambio de no mandar a la cárcel a un sujeto acusado de narcotráfico. Este “representante del Ministerio Público” nos dio el triste espectáculo de revolcarse en el piso mientras era arrestado por policías a los que seguramente echó a perder varios trabajos en contra de la criminalidad. Impresentables como este son los que tienen la responsabilidad de sacar de las calles a asesinos, ladrones y extorsiones. Para llorar.

Ayer el presidente del Consejo de Ministros, Gustavo Adrianzén, ha pedido al Ministerio Público un mejor trabajo en contra de la violencia en las calles. Bien por un lado, pero, lamentablemente con solo “exhortaciones” no avanzamos. Acá tiene que haber una limpieza total y una purga de todos los malos elementos que se han puesto del lado de la criminalidad y en contra del ciudadano de bien. Estamos viendo que no se trata de casos aislados, sino de una constante que nos tiene a todos indignados.

Si la criminalidad ha ido en aumento en los últimos años por múltiples razones, el Ministerio Público, junto a otras instituciones del Estado, ha debido servir de contención a los delitos que comete gente que de acuerdo a las leyes existentes, tendría que irse directamente a la cárcel, pero que acá entra y sale de las comisarías. ¿Dónde están los órganos de control y la Junta Nacional de Justicia (JNJ) que mantienen en funciones a estos cómplices de criminales que andan con vistosas medallas en el pecho?

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